viernes, 6 de marzo de 2009

EL GEN QUE VOLVIÓ A LA VIDA



Un gen que estuvo "muerto" durante mucho tiempo volvió a la vida en algún momento de la evolución del linaje de grandes simios y humanos, hace unos veinte millones de años, y hoy desempeña una función muy relevante en la lucha inmunológica contra organismos patógenos.

EFE
Así lo afirma hoy un equipo investigador de la Universidad de Washington y del Howard Hughes Medical Institute en la revista "PLoS Genetics". El "gen de la lucha de la infección", el IRGM, se encuentra en el genoma del ser humano, del chimpancé, del gorila y del orangután, entre otras especies. La comunidad científica sabe desde hace tiempo que tiene una fuerte participación en el sistema inmunológico, en concreto en las rutas metabólicas de defensa. Frente a otros mamíferos, como los roedores que tienen tres copias del gen, el ser humano y los grandes simios sólo poseen una copia, ubicada en el cromosoma 5. En los roedores, el gen está activo desde hace 80 millones de años.
En la primera etapa de su evolución, los primates tenían múltiples copias de ese gen que fueron perdiendo hasta quedarse con un único ejemplar La última copia del gen "murió" en un antecedente común de las especies de monos del "nuevo" y el "viejo mundo" hace unos 50 millones de años, pero siguió heredándose a lo largo de miles de años. Las especies de monos pequeños, cuya separación de los humanos tuvo lugar bastante antes que la de humanos y grandes simios, tienen por tanto una copia del gen que está inactiva, "silenciada", "muerta".
En un ancestro común de los pequeños monos y los grandes simios la parte promotora del gen, esa que comienza el proceso de transcripción genética, se modificó debido a movimientos en el genoma, haciendo que desapareciera su utilidad.
Sin embargo, hace alrededor de 20 millones de años, un elemento móvil del genoma (son trozos de ADN que se copian a sí mismos en distintas localizaciones) se puso delante del gen inactivo, justo en el lugar donde faltaba el elemento promotor, y lo "resucitó".
En una entrevista telefónica con Efe, el investigador español Tomás Marques-Bonet, explicó que se ha pasado de tener una visión estática del genoma a entender que es muy dinámico, flexible, que cambia constantemente en términos de escala evolutiva. "Un gen se crea, se destruye, pero puede volver a crearse y reutilizarse", indicó.
La pérdida del área promotora del gen no tuvo consecuencias negativas para las especies de pequeños monos, ya que siguen vivos hoy día. Ahora bien, su "resurrección" permitió que las especies portadoras, con una inmunidad diferente, conquistaran nuevos territorios, ya que podían hacer frente a los organismos patógenos característicos de esos entornos. ¿Y por qué un gen muerto no fue eliminado del genoma de estas especies? "Las cosas que no molestan a un organismo, como pasa con el apéndice, pueden eliminarse o no. Como son neutros, no hacen bien ni mal y no van a estar sometidos a ninguna presión para permanecer o desaparecer", sostuvo Marques-Bonet. El experto, coautor del estudio junto a Evan Eichler y Cemalettin Bekpen, dijo que la "flexibilidad brutal" de la genética permite a ciertos organismos adaptarse a un entorno cambiante, pero también contribuye al desarrollo de ciertas enfermedades. Según Marques-Bonet, en el genoma humano existen multitud de genes silenciados que podrían volver a la vida y cambiar el curso evolutivo de la especie.
El gen IGRM es la prueba de que los genes no mueren nunca del todo y que la ciencia no ha de descartar su papel hasta que no hayan desaparecido del genoma. El IRGM pertenece a un grupo de genes que ayuda a los mamíferos a resistir los ataques de los gérmenes que tratan de invadir sus células, como los de la tuberculosis o la salmonella Su "resurrección" permitió que volviera a ordenar la síntesis de determinadas proteínas implicadas en la fagocitosis de los organismos patógenos que atacan al ser humano y a los grandes simios. La ciencia y la sabiduría de la naturaleza no dejan de sorprendernos.

jueves, 5 de marzo de 2009

UN GRUPO DE CHIMPANCES FABRICA RAMAS EN FORMA DE ESCOBILLA PARA CAPTURAR MAS TERMITAS.

Un equipo de científicos afirma que finalmente resolvió el misterio de porqué algunos chimpancés son tan buenos para atrapar termitas.

Los investigadores descubrieron, cuando trabajaban en la República del Congo, que los animales diseñan una especie de caña de pescar con un cepillo en la punta para sacar a los insectos de sus nidos.

Los científicos filmaron a los primates salvajes utilizando sus dientes para crear esta herramienta.

En la investigación, publicada en Biology Letters (Letras de Biología) la revista de la Sociedad Real, los científicos afirman que las puntas "deshilachadas" del instrumento ayudan a los animales a recoger más termitas.

"Los chimpancés han inventado una forma de mejorar su técnica de caza de termitas" afirma Crickette Sanz, quien dirigió el estudio del Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck en Leipzig, Alemania.

Roídos o diseñados

Estudios previos ya habían revelado que los chimpancés salvajes utilizan herramientas con puntas deshilachadas para cazar termitas.

Con las puntas deshilachadas los chimpancés cazan 10 veces más termitas.Pero hasta ahora no había sido posible saber si este diseño de puntas de cepillo había sido creado específicamente o era resultado del uso repetido de la herramienta.

Los investigadores usaron cámaras remotas para filmar a los chimpancés mientras buscaban su almuerzo de insectos y lograron captar imágenes de la forma cómo los atrapaban.

"Descubrimos que en el Triángulo de Goualougo, en el Congo, los chimpancés modificaban sus cañas para pescar termitas con una punta especial en forma de cepillo" explicó a la BBC la doctora Sanz.

Para crear sus cañas, los animales primero recolectan tallos de la planta Marantaceae y les quitan las hojas.

"Después se pasan los tallos de la hierba por los dientes, jalándolos, para crear la punta deshilachada. Y a veces separan las fibras de la planta para que sea más efectiva en la búsqueda de insectos", afirma la doctora Sanz.

Según los científicos, estudios posteriores revelaron que un tallo con punta deshilachada puede recoger 10 veces más termitas que una caña acabada en punta.

"Los chimpancés parecen entender la función de la herramienta y su importancia en la caza de termitas" dice la investigadora.

No es innata

Hasta hora, el equipo sólo ha logrado encontrar esta conducta en los chimpancés del Triángulo de Goualougo.

Para fabricar su caña utlizar los tallos de la planta de Marantaceae.Lo que revela, dicen, que ésta no es una habilidad innata de estos animales.


Los investigadores creen que los primates de Goualougo han aprendido esta técnica de otras especies de chimpancés.

Y ahora, dicen, intentarán localizar a otros grupos en la región que sean capaces de crear algún otro tipo de herramienta.

"Grandes áreas del centro de África han permanecido sin estudiarse así que hay muchas poblaciones que podrían tener ejemplos de herramientas complejas de las cuales no sabemos nada", expresa la doctora Sanz.

Sin embargo, agrega que debido a que estas especies están amenazadas, quizás será problemático llevar a cabo más investigaciones.

"Justo cuando estamos conociendo estas habilidades de herramientas completas -dice la investigadora- los chimpancés que nos están mostrando estas conductas están en peligro por la deforestación, la caza ilegal y el Ébola".

Y agrega que "necesitamos llevar a cabo mucho trabajo para conservar a los chimpancés de la cuenca del Congo".

La investigación fue llevada a cabo conjuntamente con la Sociedad de Conservación de la Vida Salvaje.
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