De acuerdo con los resultados de las investigaciones, el bipedalismo se usó para recorrer las ramas más débiles donde están las mejores frutas y también para pasar de un árbol a otro.
EFE
El Universal
Jueves 31 de mayo de 2007
Washington.- Los primates ancestros del hombre moderno comenzaron a caminar en los árboles antes de hacerlo en tierra, según afirma un estudio de paleontólogos ingleses divulgado hoy por la revista Science.
Las actuales teorías sobre la evolución de los homínidos señalaban que el bipedalismo, la característica que diferencia al hombre de sus parientes primates, comenzó cuando éstos descendieron de los árboles, no antes.
Y una de las explicaciones más socorridas ha sido que los ancestros de chimpancés, gorilas y, por último, el hombre, descendieron de los árboles para desplazarse en cuatro patas.
Con el tiempo, comenzaron a caminar apoyándose en los nudillos y después sobre sólo sus extremidades inferiores, como los seres humanos.
Sin embargo, según los paleontólogos de la Universidad de Liverpool, ese razonamiento comenzó a complicarse cuando estudios recientes en fósiles mostraron que algunos homínidos, incluyendo el de Lucy (australopithecus afarensis) , vivieron en bosques.
Al mismo tiempo, otras formas más primitivas como la del Hombre del Milenio (Orrorin) parecen haber vivido en la copa de los árboles pero se desplazaban sobre sus extremidades inferiores.
"Los resultados de nuestro estudio han confundido el panorama", señaló Robin Crompton, uno de los autores de la investigación.
"Si estamos en lo cierto, esto significa que no se puede confiar que el bipedalismo nos diga si estamos mirando al ancestro de un ser humano o al de otro primate" , indicó.
"Es cada vez más difícil decir qué es humano y qué es simio y nuestro trabajo lo confirma", según el científico.
"Es cada vez más difícil decir qué es humano y qué es simio y nuestro trabajo lo confirma", según el científico.
Crompton, Susannah Thorpe y Roger Holder, de la Universidad de Birmingham, llegaron a la conclusión sobre el bipedalismo arboreo de los primates al observar orangutanes en Sumatra, Indonesia.
Según señalaron, los orangutanes pasan la mayor parte de su vida en los árboles, lo que los convierte en modelos útiles para establecer cómo se desplazaron nuestros ancestros hace millones de años.
Debido a que esos ancestros comían frutas, habrían tenido que apoyarse en ramas débiles en la periferia de la copa de los árboles.
Caminar sobre sus extremidades inferiores y utilizar sus brazos para equilibrarse les habría ayudado a desplazarse, según señalan.
"Nuestros resultados sugieren que el bipedalismo se usó para recorrer las ramas más débiles donde están las mejores frutas y también para pasar de un árbol a otro" , según Thorpe.
Los científicos creen que al bipedalismo contribuyó un cambio climático registrado hace entre 5 millones y 24 millones de años en el que disminuyó la frondosidad de los árboles.
Debido a un ambiente más árido, comenzaron a encontrar dificultades para pasar de un árbol a otro por la disminución de la espesura.
Los ancestros humanos respondieron a este problema abandonando las copas de los árboles para llegar al suelo de las selvas donde mantuvieron su bipedalismo y comenzaron a alimentarse en árboles más pequeños.
Por su parte, los ancestros de chimpancés y gorilas se especializaron más en el ascenso vertical de los árboles y desarrollaron su forma de caminar sobre los nudillos. "Nuestra conclusión es que el bipedalismo arboreo tuvo grandes beneficios adaptivos. Por ello es que no necesitamos explicar cómo nuestros ancestros pasaron de ser cuadrúpedos a bípedos", dijo Thorpe.
Los bípedos aprendieron a caminar en los árboles, con la ayuda de sus manos.
Jueves 31 de Mayo de 2007
Fuente :AFP
Investigadores británicos defienden esta hipótesis a partir del comportamiento de orangutanes en la isla indonesia de Sumatra.
PARIS.- Los primeros bípedos, ancestros de los hombres, aprendieron a caminar entre los árboles, con la ayuda de sus manos, sugieren investigadores británicos tras estudiar a los orangutanes actuales.
En un texto publicado en la revista Science, sus autores defienden esta hipótesis a partir del comportamiento de orangutanes en la isla indonesia de Sumatra.Esos grandes simios pelirrojos, que pasan casi toda su vida colgados de los árboles, se desplazan de tres maneras distintas cuando buscan comida, explican los tres biologistas, Susannah Torpe y Roger Holder, de la Universidad de Birmingham, y Robin Crompton, de la Universidad de Liverpool.Cuando trepan los árboles y llegan a una rama horizontal robusta, caminan a cuatro patas. Al toparse con ramas de menor espesor, se cuelgan de ellas para avanzar.Al acercarse a las ramas más largas y menos resistentes de las copas de los árboles, en cuyo extremo se encuentran los frutos más apetitosos, se yerguen y se apoyan en sus pies.El equilibrio lo logran desplegando sus largos brazos, como trapecistas, hasta que pueden encontrar otra rama superior.Los orangutanes pesan demasiado para poder saltar de rama en rama, como hacen los chimpancés.Caminando sobre sus dos piernas "con la ayuda de sus manos", según la expresión acuñada por estos científicos, los orangutanes indonesios dan la clave de una técnica de locomoción que podría ser la de los primeros homínidos, que aún vivían en los árboles.
La teoría es "un argumento plausible y elegante que explica la emergencia de los bípedos en un contexto arborícola, en lugar de terrestre", señalan en el mismo número de la revista Paul O’Higgins y Sarah Elton, de la Hull York Medical School.A medida que fueron apareciendo más y más claros de bosque en Africa, durante el Mioceno (de 5 a 23 millones de años atrás), los ancestros de los chimpancés y gorilas decidieron bajar regularmente al suelo para "inventar" una marcha cuadrúpeda original, apoyándose en sus manos replegadas.
El ancestro del orangután asiático perfeccionó incluso esa locomoción luego de vuelta, en la cima de los árboles, mientras que el bípedo del cual descendió el hombre decidió fortalecer ese estilo en el suelo, en las sabanas.El problema es que ese "descenso de los árboles", muy popular como teoría desde hace décadas, no ha sido jamás demostrado y tan sólo constituye una de las tentativas para explicar el caminar erguido del hombre, que no tiene equivalente en el mundo de los primates."Si nuestro ancestro tenía una anatomía como la que permite a los orangutanes hacer lo que hacen, con manos y pies tan bien adaptados a la escalada y a la suspensión, entonces era demasiado especializado para explicar lo que somos actualmente", considera la antropóloga francesa Yvette Deloison, en declaraciones a la AFP.