Según el "University College London"
Sus descubridores aseguran que el Homo erectus no desciende del 'Homo habilis' porque coincidieron en el tiempo y afirman, además, que el 'Homo erectus' no era tan parecido a los humanos
EUROPA PRESS
El hallazgo en Kenia de dos fósiles atribuídos al Homo habilis y al Homo erectus ha trastocado la concepción de la evolución de los homínidos tal como se ha entendido hasta ahora. Sus descubridores aseguran que el Homo erectus no desciende del Homo habilis porque coincidieron en el tiempo y afirman, además, que el Homo erectus no era tan parecido a los humanos.
Un estudio del University College London en Reino Unido y publicado en la revista Natura apunta a que los restos, descubiertos al este del Lago Turkana en Kenia, muestran que estas dos especies, que antes se creían que habían evolucionado de forma sucesiva, en realidad vivieron a la vez en el este de Africa durante al menos medio millón de años. El fósil de H. erectus es el más pequeño descubierto hasta la fecha, lo que sugiere que esta especie no era tan parecida a los humanos como se pensaba.
Los investigadores atribuyen al primer especimen fragmentos del hueso de la mandíbula superior, al H. habilis. Estos huesos proporcionan la última fecha conocida de existencia para esta especie, que la sitúa hace 1,44 millones de años, mucho antes de lo estimado con anterioridad. El segundo fósil, un cráneo de H. erectus de hace 1,55 millones de años, es importante ya que su tamaño medio es cercano al del H. habilis. Esto indica que las especies mostraron un dimorfismo sexual destacado en el que el macho era mucho más grande que la hembra, como en el caso de los gorilas de nuestros días.
Según sus autores, los datos del trabajo muestran que H. habilis y H. erectus en realidad vivieron a la vez en la cuenca de Turkana durante cerca de medio millón de años, por lo que su coexistencia hace improbable que el H. erectus evolucionara a partir del H. habilis. Ambas especies debieron originarse hace entre dos y tres millones de años, una época de la que se conocen pocos fósiles del género Homo.
Los autores concluyen que, debido a que ambas permanecieron como especies individuales separadas durante largo tiempo, probablemente cada una de ellas contara con su propio nicho ecológico y evitaran una competición directa entre sí.