El investigador español Josep Call y su colega Esther Herrmann explicaron ayer en Berlín cómo ocho años de experimentos con unos 230 sujetos -100 niños de dos años y medio, 100 chimpancés y 30 orangutanes- les llevaron a conclusiones que pueden sorprender a los legos en teoría evolutiva y comportamiento animal: el mono improvisa y se enfrenta a los problemas con creatividad -algo roma-, mientras que los niños tienden a remedar los comportamientos que ven.
Un problema típico sería un tubo de plástico que encierra comida. El chimpancé tratará de abrirlo por la fuerza, le dará vueltas, lo morderá y lo golpeará. El niño busca la solución imitando a quien le quede cerca. Si es otro humano que le demuestra la habilidad de abrir el tubo, el niño lo abrirá también por el mismo método. Si está a solas con un mono, lo más probable es que el niño muerda, golpee y trate de abrir el tubo por la fuerza. A los dos años y medio, la aptitud física de los humanos es similar a la de los chimpancés. Sin embargo, los niños superaron correctamente el 74 por ciento de las pruebas propuestas por los investigadores cuando éstos les mostraban la solución. Los chimpancés y los orangutanes, sólo el 33 por ciento.
El cerebro humano es tres veces mayor que el de los chimpancés. Es una ventaja obvia, que a los investigadores -entre ellos María Victoria Hernández-Lloreda, de la Universidad Complutense de Madrid- no les explica, sin embargo, la mayor inteligencia humana, su capacidad de abstracción y de adaptación. La inteligencia social de la que el hombre dispone ahorra tiempo de aprendizaje y energía. Así, los humanos no tienen que descubrir de nuevo las habilidades que necesitarán en el curso de sus vidas.Call enarbolaba ayer un sencillo abrebotellas para ilustrarlo. Ningún ser humano del mundo podría aprender por sí mismo todas las habilidades que se necesitan para fabricar una cosa tan simple como ésta: las aleaciones del metal, las máquinas para la producción, el diseño .
Call defiende la hipótesis de que un solo mono, por el contrario, sí que puede aprender por sí mismo todos los comportamientos y habilidades que dominan sus congéneres en la naturaleza.
Otro ejemplo al que recurrió Call es el álgebra, que no existió hasta hace poco más de mil años. Su conocimiento se ha extendido a pesar de ello en todo el mundo mediante la enseñanza. Es improbable que pudiera reinventarse por cada generación.Mantiene el investigador la hipótesis de que los seres humanos desarrollaron estas habilidades por su nomadismo ancestral. Según el científico, el desarrollo de habilidades sociales facilita el reconocimiento grupal entre individuos aun cuando están rodeados de extraños . Los chimpancés viven en grupos sociales de cierta complejidad y usan signos poco complejos para comunicarse. Sin embargo, apenas abandonan su grupo durante toda su vida, de modo que no necesitan construir frente a extraños su identidad social.
Fuente: El País
Fuente: El País