martes, 13 de noviembre de 2007

HALLAN UNA MANDÍBULA DEL ANCESTRO COMÚN AFRICANO DE TODOS LOS GRANDES SIMIOS.

LOS FÓSILES SE ENCONTRARON EN KENIA

Nueva especie vivió en Kenia hace 10 millones de años.
Sitúa en África toda la línea evolutiva humana.


El antepasado común de chimpancés, orangutanes, gorilas y humanos fue un gran simio que vivió hace casi 10 millones de años en Nakali, una zona al norte de Kenia en la que han aparecido fosilizados algunos de sus restos.

El hallazgo, realizado por un equipo de paleontólogos japoneses, vuelve a situar en el continente africano el origen de los grandes simios que forman parte de nuestro linaje, de donde había sido desplazado en los últimos años.

La falta de restos de grandes antropoides en África había situado en Eurasia la aparición del ancestro común de los primates, dado que allí sí que se habían encontrado fósiles de gran tamaño de hace más de nueve millones de años, como el emblemático 'Ouranopithecus macedoniensis' de Grecia.

Muchos investigadores defendían que ese antepasado común había vuelto al continente del sur y a su regreso habrían ido surgiendo las diferentes ramas que hoy se conocen de grandes simios. Una de las razones por las que se planteó esta teoría fue que, hasta ahora, sólo se habían hallado fósiles africanos de aquella lejana época de tamaño muy pequeño o demasiado especializados para ser relacionados con gorilas o chimpancés.

El 'Nakalipithecus nakayamai', del que se tienen una mandíbula y 11 trozos de huesos, ha cambiado el panorama.

Análisis dentario

El equipo de Yutaka Kunimatsu, de la Universidad de Kioto, ha hecho un exhaustivo análisis de los dientes del que, según parece, fue un gran homínido similar a las hembras de gorilas y orangutanes. Y concluye que, pese a las similitudes con sus contemporáneos euroasiáticos, el 'N. nakayamai' es sin duda una nueva especie que vuelve a colocar las cosas en su sitio: África ha sido, desde los inicios, la cuna de la evolución de todos los primates, incluidos los 'Homo'.

Los paleontólogos, que han publicado estos resultados en la revista americana 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS), recuerdan que en 1982 ya salieron a la luz, en las colinas Samburu, no muy lejos de Nakali, los dientes de otro homínido de hace entre nueve y 10 millones de años, bautizado como 'Samburupithecus kiptalami', aunque su clasificación estaba, y aún está, poco clara.

Es más, este mismo año, otros japoneses descubrieron en la región etíope de Afar restos de un primate de hace entre 10 y 10,5 millones de años, el 'Chororapithecus abyssinicus', que también fue presentado como un ancestro común.

"Como la biología molecular ha puesto de relieve, los gorilas se escindieron del árbol evolutivo común con los homínidos y los chimpancés hace entre 10 y nueve millones de años. Ahora estos fósiles vienen a apoyar estos resultados mostrando que, en el tiempo que el ADN sugiere que aparecieron los simios, los huesos son parecidos a los de un gorila", argumenta el paleontólogo español Manuel Domínguez-Rodrigo, que desde hace muchos años cada año trabaja en la Garganta de Olduvai, en Tanzania.

Para Domínguez-Rodrigo «ya no es necesaria la hipótesis de Eurasia. Ahora por fin tenemos incluso más de un candidato a antepasado y podemos decir que la evolución de los simios hasta los homínidos fue algo exclusivamente africano». El paleontólogo defiende que sin las circunstancias especiales de África en los últimos 10 millones de años, "no habrían surgido ni gorilas ni chimpancés y sin ellos, no tendríamos la base para el proceso que nos hizo humanos".

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/12/ciencia/1194890678.html

Los chimpancés siguen la estela de los humanos.

Un estudio revela que los simios desentierran raíces para comer, como hacían los antiguos homínidos

Los grandes simios son, en muchos aspectos, una reminiscencia del pasado de los humanos. De ahí que el interés por conocer sus adaptaciones evolutivas trascienda la zoología para ayudar a reconstruir la evolución del Homo sapiens. Según el científico de la Universidad de California en San Diego, James Moore, “las modernas analogías son útiles para investigar nuestro pasado”.
Una pista capital en esta tarea de reconstrucción llega desde la comunidad de chimpancés de Ugalla, al oeste de Tanzania, y se refleja hoy en las páginas de la revista PNAS. Allí, las pruebas reunidas por Moore y sus colaboradores demuestran que estos primates emplean utensilios para desenterrar raíces comestibles, un comportamiento que se creía exclusiva potestad del hombre y de sus antepasados, aquellos que conquistaron el mundo por su dominio de las adaptaciones a medios hostiles.

Durante dos años, la primera firmante del estudio, la mexicana Adriana Hernández-Aguilar de la Universidad del Sur de California, ha recolectado muestras en este hábitat de transición entre la selva y la sabana abierta. Ugalla, cerca del lago Tanganika, es un monte bajo que sufre grandes cambios entre la estación lluviosa, de noviembre a mayo, y la temporada seca.
Caza y recolección

Los grandes simios, como los antiguos homínidos, se encuentran más cómodos en el medio selvático. Hace cinco millones de años, transformaciones en el clima redujeron la cobertura forestal de África, y los homínidos se vieron obligados a explotar parajes magros en recursos, como Ugalla.

Los paleoantropólogos suponen que parte del éxito evolutivo del linaje humano radica en haber superado esta escasez. La caza fue determinante en la supervivencia de los homínidos, pero también lo fue la recolección de alimentos vegetales, una actividad cuyo desarrollo, apuntan los autores, es menos conocido porque las herramientas utilizadas, como palos y trozos de corteza, no dejan rastro perdurable.

De acuerdo a las teorías al uso, la habilidad de los homínidos para cosechar tubérculos, bulbos y otros órganos vegetales subterráneos les permitió colonizar las regiones áridas. Con el tiempo, el cráneo y la dentadura de los australopitecinos se habían adaptado para masticar con facilidad los bulbos fibrosos y la carne de las presas cobradas.

Aunque los científicos no han logrado sorprender a los chimpancés en plena faena de excavación, los restos hallados en once lugares –diez de ellos bajo las nidadas de los simios– delatan esta actividad: huellas, excrementos, pelotas de fibra masticada y palos con signos de haberse utilizado para este fin. Curiosamente, algunos de los vegetales recolectados por los chimpancés son usados también por los nativos de la zona, pero no como alimento, sino como medicina.
No es la primera vez que se detecta esta insólita sabiduría de los chimpancés en el terreno de la medicina natural. Los autores recuerdan que algunas hojas con propiedades curativas son seleccionadas específicamente por estos parientes de los humanos que vienen, en términos evolutivos, pisando los talones.


Los primates cazan usando palos como lanzas (ya hemos dado esta noticia en el blog más hacía abajo)

Las nuevas observaciones sobre las costumbres recolectoras de los chimpancés complementan un trabajo previo que también descubría habilidades humanas en estos primates. Recientemente, Pruetz y Bertolani detallaban en la revista Current Biology otra sorprendente adaptación de los chimpancés que habitan en la sabana, donde no disponen de los recursos abundantes y constantes del medio selvático. Según estos autores, la población de chimpancés de Fongoli, en Senegal, ha aprendido a valerse de palos para desarrollar técnicas de caza. Utilizando estacas a modo de lanzas, dan caza a los gálagos, un tipo de primates arbóreos de pequeño tamaño.

http://www.publico.es/016300/chimpances/siguen/estela/humanos