viernes, 28 de noviembre de 2008

EÑ GORILA DEL RIO CROSS, MÁS AMENAZADO QUE EL DE MONTAÑA

Nace un nuevo parque nacional para proteger al más escaso de los grandes simios

El gorila del río Cross, el más amenazado de los grandes simios. (Foto: Wildlife Conservation Society)

Camerún tiene un nuevo parque nacional. Esto significa que el mundo tiene un nuevo parque nacional. En esta ocasión, la iniciativa es especialmente importante para proteger al más amenazado de los grandes simios: el gorila del río Cross, una de las cuatro subespecies de este primate africano. Otra de las subespecies, los llamados "gorilas de montaña", son hoy mundialmente conocidos gracias a la labor divulgativa de la fallecida primatóloga Dian Fossey.

El recién creado Parque Nacional de Takamanda se une al Parque Nacional del Río Cross de Nigeria, formando un gran espacio protegido transfronterizo. Entre ambos lados de la frontera se caculan unos 115 de estos gorilas, un tercio de su población total, además de otras especies amenazadas.
Los animales no entienden de fronteras políticas, por lo que este espacio compartido entre Nigeria y Camerún permitirá a las especies desplazarse libremente entre los dos países.
La creación del parque no fue tarea fácil. De hecho, es resultado de muchos años de trabajo de la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza salvaje (
Wildlife Conservation Society) y el Ministerio de Bosques y Vida Salvaje de Camerún.

El parque está en buena parte financiado por el Banco Alemán de Desarrollo y el ministerio camerunés en un programa de cinco años. Uno de los principales problemas del mantenimiento de las áreas protegidas en África reside, precisamente, en los cortos plazos de estas financiaciones.

El Parque Nacional de Takamanda, de 676 kilómetros cuadrados, servirá principalmente para proteger al gorila del Río Cross, pero también a elefantes, chimpancés y otros primates.

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/27/ciencia/1227777554.html

domingo, 16 de noviembre de 2008

CONFLICTO BÉLICO EN LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO


La guerra llega al santuario de los gorilas de la niebla y los guardas tienen que huir del parque
Patrullan la zona del mundo con la mayor población de gorilas de montaña
Muchos guardaparques han muerto en los últimos años en choques con furtivos
Ahora han tenido que abandonar la reserva tomada por las tropas en conflicto
Actualizado viernes 14/11/2008

La guerra llama a la puerta. El estallido del conflicto bélico en la República Democrática del Congo, debido al alzamiento de las tropas del general rebelde Laurent Nkunda contra el Gobierno de Joseph Kabila ha llevado el conflicto hasta el corazón del Parque Nacional Virunga, el gran refugio mundial de los gorilas de montaña ('Gorilla beringei beringei'), donde vive la tercera parte de los 700 ejemplares que quedan de la especie en el mundo.

Como informa a elmundo.es Samantha Newport, portavoz oficial de los responsables del Parque Nacional Virunga, la zona ha estado sufriendo problemas desde 2007. En realidad nunca ha estado tranquila. Una mirada a la
página oficial del parque, donde los responsables están contando en directo lo que está ocurriendo día a día, permite hacerse una idea de la difícil situación.
El parque hace frontera con las vecinas Ruanda y Uganda y ha sido lugar conflictivo en las últimas décadas. Los enfrentamientos bélicos y la entrada de furtivos han sido un constante problema. Muchos guardas han pagado con su vida en los últimos años sus intentos por evitar que nada le pasara a la especie amenazada.

Guardas del Parque Nacional Virunga antes del estallido del conflicto. (Foto: Gorilla-CD)

Pero
el conflicto ha llegado al extremo en el último mes. "Ahora mismo hay un 40% del parque bajo el control de los rebeldes, y eso incluye los 250 kilómetros cuadrados en los que habitan los gorilas de montaña", informa Newport en conversación telefónica desde Goma.

Allí han ido a parar muchos de los guardas forestales que protegían la reserva. El día 8 de octubre, afirma Newport, los combates llegaron hasta el corazón de la reserva natural. El puesto de control de Rumangabo fue atacado y tomado por tropas rebeldes. Los guardas tuvieron que huir de su lugar de trabajo, corriendo peligro tanto a manos de las tropas insurgentes como de los hombres del Gobierno.

"Hay que tener en cuenta que los guardas visten uniforme verde y van armados y esa no es mejor manera de permanecer en una zona en conflicto". La mayoría de ellos se las apañó para huir, aunque algunos no pudieron evitar ser capturados.
Dos de ellos, retenidos y golpeados por soldados del Gobierno, informa Newport, lograron ser puestos en libertad después de 24 horas. Otros han visto como sus casas y sus pertenencias en el entorno del parque han sido destruidas y sus familias amenazadas y forzadas al éxodo bajo el riesgo de perder la vida.
En estos momentos, en el campo de refugiados de la ciudad de Goma hay 250 guardas con sus familias que han huido del conflicto. El número total de guardaparques es de 680, y se cree que el resto de los que no están en Goma han escapado en otras direcciones o han optado por refugiarse en el bosque hasta que cesen los intensos combates entre las partes enfrentadas en la zona.
Alejados de la zona que han protegido durante años, y sin saber qué puede estar ocurriendo con los amenazados gorilas, los guardaparques no han dejado de trabajar. Ahora mismo, siguen advirtiendo al mundo del peligro que corre la especie por medio de sus
blogs, que se pueden consultar en la web oficial del parque, que sigue siendo actualizada desde el campo de refugiados.

Al mismo tiempo, se ha iniciado una campaña para conseguir fondos. Ahora mismo, informa la portavoz, lo fundamental es
conseguir recursos económicos para atender las necesidades más inmediatas de los guardas y sus familias acogidos en campos de refugiados.

Asociaciones internacionales de conservación y ciudadanos particulares ya han contribuido a través de la web para hacer llegar 40.000 dólares como ayuda inmediata, informa la bióloga británica y responsable de la campaña Samantha Newport. Es la mitad de lo que consideran necesario para salir adelante mientras para el conflicto.

El recuerdo de Fossey

La mayoría del público recuerda ese exhuberante rincón de África como la montaña de los gorilas en la niebla, donde la bióloga estadounidense
Dian Fossey trabajó entre los años 60 y 80 estudiando a los grandes simios, dando a conocer sus hallazgos a través de las páginas de la revista 'National Geographic'. Después, una famosa película protagonizada por la actriz Sigourney Weaver popularizó la vida de Fossey, traumáticamente truncada al morir asesinada por quienes se oponían a sus tareas de conservación de la fauna.

Los montes Rwenzori, de origen volcánico, se elevan por encima de los 5.000 metros en pleno trópico húmedo. Eso ha generado una gran variedad biólogica en el entorno de las montañas Virunga, con un 15% de plantas endémicas y la mayor concentración de vertebrados distintos de África. Entre ellos se encuentra el gorila de montaña, una subespecie distinta al mucho más abundante gorila de llanura.
Pero como muestra el conflicto actual, el signo trágico de ese paraíso biológico convertido en infierno por el hombre no ha cambiado desde los tiempos de Dian Fossey. Ahora son los guardas congoleños quienes lo están sufriendo en carne propia. Los gorilas de la niebla son ahora gorilas entre las balas.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Los chimpances confeccionan ´listas de enemigos´ en sus relaciones sociales.

Según los últimos estudios, los chimpancés podría tener una nueva cosa en común con los humanos: identifican a aquellos semejantes que consideran negativos en su entorno y los colocan en una 'lista de enemigos'.

A esta conclusión llegó el Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) tras observar que los chimpancés tienen controlados a aquellos compañeros que les ayudaron a asearse y a quitarse los piojos de la espalda, todo un ritual social entre los primates. Además comprobaron que estos primates tienden a devolver, incluso a largo plazo, el favor a aquellos que les prestaron ayuda y a congelar su relación con los animales más egoistas que se prestan menos a esas colaboraciones.

"En cierto modo, este comportamiento funciona como moneda de cambio en los chimpancés", explica Cristina Gomes, ecologista del Instituto Max Planck. Gomes pasó varios años grabando el comportamiento diario de 44 chimpancés que viven en el Parque Nacional Tai, en Costa de Marfil. Cada día, Gomes hacía un seguimiento individual de estos animales, grabando a aquellos que se cepillaban entre sí y la duración de cada sesión de aseo. Finalmente, acmuló 87 horas de grabación.
Tras el análisis de estas grabaciones, Gomes descubrió que más de dos tercios de las sesiones de aseo no fueron recíprocas de manera inmediata. Incluso al finalizar el día los animales seguían teniendo deudas pendientes con aquellos que les habían cepillado la espalda, según el estudio, publicado en el último número de Proceedings.


RECIPROCIDAD A LARGO PLAZO

Pero estas deudas no quedaban en el aire. Cuando Gomes y sus colegas Roger Mundry y Christophe Boesch tomaron una visión a largo plazo de los datos (de al menos una semana) descubrieron un sistema de recuperación de la inversión. "La mayoría de su reciprocidad se suecede durante un periodo de tiempo más largo", explica la ecologista a NewScientist Environment en declaraciones recogidas por otr/press.

El equipo aplicó también un modelo estadístico para descartar la casualidad que podría deberse a una cuestión relacionada con el sexo, la jerarquía o la edad. Todos estos factores fueron descartados por lo que Gome asegura que la única manera de explicar la reciprocidad en los cepillados de los chimpancés a través del tiempo es la reciprocidad.

Pero Gome fue más allá y asegura que esto no quiere decir que los chimpancés mantengan un balance mental de los cepillados que reciben y que ofrecieron. "No necesariamente tiene que ser un proceso cognitivo", explica Gomes. "Podría ser emocional".

UNA EXPLICACIÓN HORMONAL

Según la ecologista, las hormonas son una explicación probable para este comportamiento de los chimpancés. Con el ajuste de los niveles de endorfinas, los primates podrían aprender a asociar la generosidad con algunos animales y la mezquindad con otros. "Creo que ésta es la base de la amistad", añade.

Rebeca Frank, una primatóloga de la Universidad de California (Los Ángeles) ha observado durante un largo periodo la reciprocidad en las hembras de los babuinos y asegura que ese nuevo estudio pone en duda los modelos de reciprocidad realizados hasta el momento de los primates, que ignoran los beneficios a largo plazo. Frank confía en que nuevas investigaciones determinen si la generosidad es emocional, como sospecha Gomes, o más calculadora.

ANTHONY BROWNE - LIBROS ILUSTRADOS DE LOS GRANDES SIMIOS PARA LOS MAS PEQUEÑOS.

Necesitamos recordar que somos animales


El ilustrador británico Anthony Browne, famoso por crear historias de gorilas y chimpancés, asegura que sus personajes reflejan la naturaleza humana
No es que los gorilas parezcan humanos. Más bien, es que nosotros nos parecemos a ellos, aunque a veces olvidamos esa condición animal.

“También somos animales. No somos tan diferentes de los gorilas como creemos. Tenemos instintos y emociones similares, y a veces necesitamos recordar eso, que somos animales”, afirma el ilustrador británico Anthony Browne (Sheffield, Inglaterra, 1946), quien presenta su más reciente libro Cosita linda, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

El también escritor ha publicado más de 50 libros en diversos idiomas, donde los gorilas y chimpancés son personajes recurrentes.

“Dibujo estos animales en mis libros porque ejemplifican el comportamiento humano. Son más naturales, más familiares, más instintivos. Sugieren que de alguna manera estamos perdiendo esas cualidades”, considera en entrevista telefónica desde Inglaterra.

Cosita linda no es la excepción. Ahora Browne se inspira en una anécdota de la vida real, cuando en 1974 una gorila entrenada en la Universidad de Standford para usar el lenguaje de señas destruyó un lavadero que tenía en su jaula.

Cuando el cuidador se acercó para saber qué pasaba, la gorila lo señaló a él como el culpable del desperfecto.

“Me pareció muy interesante porque demostró que los gorilas también pueden mentir o hacer un chiste”, comenta el autor de la serie de libros sobre el chimpancé Willy.

Koko, la gorila, tenía como mascota a un gatito, que ahora toma el nombre de Linda, a quien cuidaba y protegía.

“Pero una noche, mientras dormía, rodó sobre el gato y lo mató. Al final, en mi historia el gorila rompe una televisión y culpa al gato. No me convencía mucho, pero me di cuenta que así le daba mayor importancia al felino, quien demuestra su amistad al admitir que sí fue él, aunque sea como de broma”.

Porque, afirma, entre los verdaderos amigos no importa la diferencia de tamaño, de raza o de edad.

“Los niños no tienen esos problemas para discriminar a otros por sus diferencias. Creo que ellos tratan a otros niños como otras versiones de sí mismos. Como aquí entre el gorila y el gato, aunque son muy diferentes, son grandes amigos”, señala.
Sin embargo, los gorilas tienen un significado más profundo para Browne: le recuerdan a su padre, quien murió frente a él de un ataque al corazón, cuando el dibujante tenía sólo 17 años, y quedó como una experiencia traumática.

Y al hablar de él, lo describe como si fuera un niño que admira la grandeza de su papá.
“Tenía una apariencia física muy ruda. Era un hombre grande y fuerte. Fue soldado y boxeador y nos motivó a mi hermano y a mí a jugar muchos deportes, pero también a sentarnos con él a dibujar y escribir poemas. Era un gran contraste entre la fuerza, el poder y la gentileza”.

Los gorilas, añade, son un poco como esa figura paterna. “Representan la protección. Se ven rudos pero también sensibles. Además de que son figuras increíbles para dibujar, es muy interesante verlos. Mirar a los ojos de un gorila es como mirar a un ser humano, como si hubiera un hombre dentro de él”, afirma.

Luego de más de 30 años creando libros ilustrados, principalmente para el público infantil de diversos países, Browne confiesa el mayor aprendizaje que ha tenido de los pequeños.

Pueden entender más cosas que lo que los adultos creen. Ven las cosas a detalle. No valoramos sus habilidades para comprender y para lidiar con algunas cosas complicadas en la vida”.


El también escritor ha publicado más de 50 libros en diversos idiomas, donde los gorilas y chimpancés son personajes recurrentes.
“Dibujo estos animales en mis libros porque ejemplifican el comportamiento humano. Son más naturales, más familiares.




viernes, 17 de octubre de 2008

EL CEREBRO "DIESTRO" DE LOS GORILAS Y LOS HUMANOS

Revelan que ambas especies de primates utilizan el mismo hemisferio del cerebro para enviar señales y comunicarse

(Foto: Gustavo Catalán)

Un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex, en Reino Unido, acaba de descubrir que la comunicación entre los gorilas está relacionada con el hemisferio izquierdo de su cerebro, igual que ocurre en los seres humanos.
La responsable de este trabajo ha sido la psicóloga británica Gillian Sebestyen Forrester, que desarrolló un nuevo sistema para analizar el comportamiento de los gorilas que viven en cautividad.

Gracias a este método pudo comprobar que en estos grandes primates son diestros y que el hemisferio izquierdo de su cerebro no sólo es el que controla la parte derecha del cuerpo, sino también las partes implicadas en el desarrollo de su sistema de comunicación, como son la cabeza y la boca.

Es lo mismo que ocurre con los humanos: el hemisferio derecho del cerebro controla el lado izquierdo del cuerpo, y viceversa. A los cinco o seis años uno de ellos se convierte en dominante. Si es el izquierdo, será el hemisferio del lenguaje; si es el derecho, será el de las emociones.

Algunas hipótesis apuntan que los diestros sufren menos enfermedades y tienen menos accidentes, lo que les habría favorecido a lo largo de la evolución y hace que hoy sean mayoría. También se ha descubierto recientemente que en ser o no zurdo interviene la activación de un gen.

En el caso de esta investigación, publicada en la revista 'Animal Behaviour', Forrester se muestra convencida de que sus resultados con los gorilas podrían proporcionar pistas importantes sobre la evolución de la lengua en los seres humanos. "Compartimos 23 millones de años de evolución con los grandes simios, y hace unos seis millones que nos separamos de los chimpancés. Los gorilas hemos comprobado que tiene formas de comunicación no verbal muy sofisticadas, que creo que fue una de las capacidades de lenguaje que tuvimos alguna vez", ha declarado a 'ScienceDaily'.

Otros trabajos anteriores ya habían mostrado que los chimpancés prefieren también utilizar la mano derecha para realizar tareas manuales, pero hasta ahora nadie había relacionado la comunicación en los primates con su capacidad de utilizar la parte derecha de su cuerpo con más frecuencia.

Códigos de señales

Para ello, la psicóloga realizó un exhaustivo análisis de las señales visuales que se enviaban los gorilas y logró codificarlas. "Por ejemplo, en lugar de etiquetar subjetivamente un comportamiento como agresivo, lo que he hecho es desmenuzar las diferentes fases de su mirada, la expresión facial y su acción física. Y he buscado patrones repetidos dentro de su contexto social", explica.
El 'laboratorio' de su experimento fue el Parque de Animales Salvajes de Kent, donde hay una gran familia de gorilas que vive en un recinto que recrea el hábitat salvaje de las selvas del centro de África.

Forrester puso especial atención en el comportamiento de una hembra adulta, de 13 años de edad, llamada 'Foufou', en su hijo y en la red social en torno a ellos. "Los simios, como los humanos, utilizan una extensa gama de signos de lenguaje no verbal en su interacción, como son las expresiones faciales, las miradas o los gestos con las manos. Por ello, analizando sus acciones físicas sincrónicas podemos descubrir sus señales de comunicación y probar que, en el fondo, hablan unos con otros", argumenta.

El método multidimensional que ha utilizado también puede ser útil para estudiar otros grupos de individuos que no tienen capacidad verbal. De hecho, en estos momentos la psicóloga trabaja con un grupo de niños de entre dos y cuatro años que tienen dificultades para hablar. "Los datos que proporciona este sistema pueden ayudarnos a entender señales que fueron importantes en la evolución de la lengua y también para mejorar la diagnosis de enfermedades como el autismo", aventura.

martes, 14 de octubre de 2008

LA POBLACIÓN DE CHIMPANCÉS EN COSTA DE MARFIL SE REDUCE EN UN 90% EN EL PARQUE NACIONAL MARAHOUÉ.

POBLACIÓN DE REFERENCIA SE REDUCE UN 90%
Los últimos chimpancés
Un nuevo censo indica una reducción drástica en el último refugio de chimpancés

ELMUNDO.ES

MADRID.- Geneviève Campbell estaba sorprendida. Había tenido que buscar "largo y duro" hasta encontrar árboles salvajes en el Parque Nacional Marahoué, en Costa de Marfil. No había ni rastro de los chimpancés a los que había venido a ver y tuvo que seguir caminando para por fin hallar un único "nido". Durante el censo anterior, realizado 18 años atrás, había encontrado 234 nidos en árboles que se erguían por las mismas zonas. La población se había reducido en un 90%.
"Fue triste encontrar sólo un nido", dice esta investigadora del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva. "Pero ese nido estaba en una zona que, precisamente, acababa de ser reconvertida en suelo agrícola".


Los chimpancés de Costa de Marfil han supuesto en las últimas décadas la mayor población de esta subespecie de África Occidental. Ahora, los últimos refugios de han desaparecido o están en peligro.
La situación de ejemplares en otras partes del continente africano es tan grave que la población de Costa de Marfil continuó siendo la más importante aun después de quedar diezmada en dos décadas.

Entre 1960 y 1980, los humanos aumentaron un 50%. Los 100.000 individuos de chimpancés que se contabilizaron en los años 60 quedaron reducidos a 8.000, como mucho a 12.000, en 1980. Pese a este drástico desplome poblacional, Costa de Marfil continuaba acogiendo a la mitad de la subespecie de chimpancés de África Occidental.

Estos primates deberían pasar a ser considerados 'gravemente amenazados', dice Campbell en un comunicado emitido por Cell Press, editora de la revista científica 'Current Biology', donde se publica mañana el estudio.
La población del reducto más importante de chimpancés de África Occidental se ha reducido un 90%

Los individuos supervivientes están muy fragmentados y sólo hay actualmente una población viable: la que se encuentra en el Parque Nacional de Tai. Pese a ello, ésta está amenazada por la caza furtiva, según Christophe Boesch, del citado Instituto alemán, y tiene los días contados: la financiación para la conservación del parque vence en 2010.

"Casi todo lo que amenaza a los chimpancés deriva de la actividad humana, como la caza y la deforestación. Esto ha contribuido a la caída drástica de las poblaciones de chimpancés. Y la situación ha empeorado mucho más con el inicio de la guerra civil en 2002", añade Boesch.

Según el estudio, realizado a nivel nacional, el declive de chimpancés es especialmente importante en zonas forestales sin protección legal, donde los investigadores no avistaron ni rastro de ellos. Pero incluso en los Parques Nacionales como el de Marahoué, la guerra civil ha suspendido los sistemas de vigilancia -que se basan en financiación externa-.

Para Boesch, la clave está en la financiación. "Las poblaciones de chimpancés salvajes que viven en áreas protegidas y con una política continuada de conservación pueden sobrevivir incluso en contextos de rápido crecimiento demográfico humano y conflictos armados", opina el científico.

"Tenemos que hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que invierta en actividades de conservación en parques nacionales como éstos", añade.


http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/13/ciencia/1223894366.html

DESCUBREN COMPORTAMIENTOS DE CAZA EN LOS BONOBOS

MADRID, 13 Oct. (Redacción / EP) -

Una investigación del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) muestra por primera vez pruebas de que los bonobos cazan y consumen las crías jóvenes de otras especies de primates. que se publica en la revista 'Current Biology'. El descubrimiento desafía la teoría de que la dominancia y agresividad masculinas deben tener un vínculo causal con la conducta de caza, una idea que mantienen los primeros modelos de la evolución de la agresividad en humanos y en los primates no humanos.

En las comunidades de primates bonobos las hembras se encuentran en la cúspide de la pirámide social y se pensaba que los machos comían sólo carne de antílopes, ardillas y roedores. Según explica Gottfried Hohmann, director principal del estudio, "estos descubrimientos son particularmente relevantes para el debate sobre la dominancia, vinculación, agresión y caza de los machos, un dominio que se creía distinto entre chimpancés y bonobos".

Hohmann señala que en el caso de los chimpancés, la dominancia masculina se asocia con la violencia física, la caza y el consumo de carne. "Por inferencia, la carencia de dominancia masculina y violencia física a menudo se utiliza para explicar la relativa ausencia de caza y consumo de carne en los bonobos. Nuestras observaciones sugieren que, en contraste con hipótesis previas, estas conductas podrían persistir en sociedades con relaciones sociales diferentes".

Los bonobos viven sólo en los bosques de las tierras bajas al sur del río Congo y, junto con los chimpancés, son en el ámbito evolutivo los primates más cercanos a los humanos. Los bonobos son conocidos por su promiscuidad, ya que los actos sexuales del mismo y distinto sexo son comunes como forma de bienvenida, resolución de problemas o reconciliación después de los conflictos.

Los investigadores realizaron su descubrimiento mientras estudiaban una población de bonobos que vive en LuiKotale, en el Parque Nacional de Salonga, en la República Democrática del Congo. Los autores habían estado siguiendo a los bonobos durante los últimos cinco años, lo que hizo posibles estas observaciones.
Los científicos vieron tres episodios exitosos de caza en los que los bonobos capturaron y comieron un primate. En otros dos casos, la caza falló. Los datos de LuiKotale mostraron que los bonobos de ambos sexos jugaban papeles activos en la persecución y caza de los monos.

Según los investigadores, la participación de las hembras adultas en estas cacerías, algo que no se produce entre los chimpancés, podría reflejar patrones sociales como la formación de una alianza y cooperación entre las hembras adultas.

Los futuros estudios en LuiKotale podrían seguir arrojando luz sobre el significado y las causas de la agresividad, la caza y el consumo de carne en bonobos, chimpancés y humanos.

lunes, 18 de agosto de 2008

EXPEDICIÓN FORMADA POR MIEMBROS DEL PROYECTO GRAN SIMIO/ESPAÑA EN SENEGAL

PROYECTO GRAN SIMIO (GAP/PGS – ESPAÑA)

EL PROYECTO GRAN SIMIO ORGANIZA UNA EXPEDICIÓN AL INTERIOR DE LAS SELVAS DE SENEGAL EN EL CONTINENTE AFRICANO.

El próximo día 16 de agosto, desde Madrid, parte una expedición del Proyecto Gran Simio (PGS) al interior de Senegal con la misión de establecer canales para futuros proyectos de educación en este país y la protección de diversas zonas donde se han hallado grupos de chimpancés llamados de llanura o Fongoli, en los que recientemente se han descubierto que fabrican lanzas para la caza y pasan muchas horas en cuevas. El Proyecto Gran Simio Internacional (GAP), pagara la vigilancia de la zona formando patrullas uniformadas compuesta por senegaleses de las poblaciones locales, contribuyendo de esta forma a formar puestos de trabajo en un país de donde parten muchas pateras llenas de africanos hacia las costas españolas.

En Fongoli (Senegal), la antropóloga Jill Pruetz que está realizando los estudios de observación de estos grupos de chimpancés, se pondrá en contacto con los expedicionarios del PGS para concretar e intensificar las colaboraciones .

La expedición compuesta por diez voluntarios del PGS encabezados por Paco Cuellar, Secretario General del Proyecto Gran Simio en España y Coordinador del GAP-Europa, ayudarán en la zona a la ONG española Campamentos Solidarios y recorrerán kilómetros de caminos selváticos analizando la situación del país y estableciendo puntos de encuentros para el establecimiento de investigaciones posteriores.

El día 28 finalizará esta aventura. En los equipajes de estos voluntarios, llevan obsequios y presentes para la población civil de las aldeas que visitarán. El viaje es muy intensivo y basta con decir que nada más llegar, al día siguiente, día 17 la ruta a conseguir será recorrer 550 kilómetros por carreteras en mal estado y polvorientas.

Con esta expedición, el PGS abre un nuevo frente de lucha en sus objetivos y amplia el radio de acción donde venia trabajando habitualmente en África.

“En todo momento, nuestros compañeros estarán apoyados por Campamentos Solidarios y el objetivo concreto es la protección de las Comunidades de chimpancés que se encuentran en estudio, realizar Proyectos de Educación en las aldeas cercanas a las selvas y a las poblaciones de chimpancés y establecer canales de información y ayuda a los senegaleses de la zona, al objeto de poder elevar su nivel de vida mediante Proyectos Concretos. Allí se establecerán igualmente los canales de contactos permanentes que sean necesarios para futuras expediciones y canalizar Proyectos que vayan directamente a los lugares visitados por los miembros del PGS”, ha comentado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo y Coordinador del Proyecto Gran Simio en España.

Según Pozas, la expedición estará en contacto en todo momento con el PGS España con el fin de atender las necesidades urgentes que se presenten y para dar cobertura informativa de esta importante expedición.

Para informarse sobre como se desarrolla la expedición y las novedades que vayan surgiendo, pueden ponerse en contacto con Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo y Coordinador del Proyecto Gran Simio, al teléfono: 678 708 832 o al correo electrónico
pedrop@proyectogransimio.org.


Pedro Pozas Terrados
Director Ejecutivo.
Proyecto Gran Simio (GAP/PGS – España)
www.proyectogransimio.org



miércoles, 30 de julio de 2008

LOS GRANDES SIMIOS LLEGAN AL PARLAMENTO DE ESPAÑA.


EL CONGRESO ESPAÑOL LES CONCEDE SUS DERECHOS.

El pasado día 25 de junio de 2008, ha sido un día histórico en la lucha por los derechos de los animales a nivel mundial y especialmente en los derechos de los grandes simios. Desde que se fundo el Proyecto Gran Simio (PGS) en el mundo, este era uno de los objetivos fundamentales, que el Congreso aprobara una Ley que incluyera sus derechos. Ha costado muchos años de trabajo y tesón por parte de nuestra organización y tres tentativas de Proposición No de Ley (PNL), dos de ellas acabaron con la anterior legislatura sin que se debatiera.

Tres años de lucha, de reun
iones con Diputados, de llamadas telefónicas desde que el 5 de septiembre de 2005, el Diputado de los Verdes Español Francisco Garrido presentara la primera PNL. Tras nuestro trabajo conseguimos la aprobación en el Parlamento Balear de la adhesión al PGS a primeros del 2007 y un año y pico más tarde, la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Congreso, por fin aprobó a nivel nacional su apoyo, convirtiéndose de esta forma en el Primer Parlamento Nacional del mundo que se adhiere a los objetivos del PGS con puntos claros para los derechos de los grandes simios y la protección de su hábitat.

Los cuatro puntos aprobados en el Congreso de los Diputados de España y que el Proyecto Gran Simio ha estado trabajando todos estos años, dicen asi:

El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a:

1.- Declarar, en el plazo máximo de 4 meses, su adhesión al Proyecto Gran Simio, así como su impulso en el resto d
e países de la Unión Europea.

2.- Llevar a cabo, en el plazo máximo de un año a partir de la adhesión al Proyecto Gran Simio, los trámites necesarios para la adecuación de la legislación española a los principios del Proyecto Gran Simio, para: Establecer la prohibición expresa de experimentación o investigación cuando ello pueda producir daño a los simios y no redunde en su beneficio; El establecimiento de unas condiciones muy rigurosas, siempre en ambientes óptimos para su desarrollo, para su tenencia o custodia, siempre con propósito de conservación; Establecer la prohibición de la tenencia con fines comerciales o en cualquier tipo de espectáculo; El establecimiento de un tipo penal agravado para los casos de comercio, tenencia ilegal o maltrato de simios.

3.- Impulsar el desarrollo de los compromisos adquiridos por España con la firma de la Declaración de Kinshasa y el trabajo decidido junto al PNUMA en el marco del GRASP, en el que participan algunos países europeos como Italia, Francia, Reino Unido, Bélgica, Suecia y la propia Unión Europea, además de Japón y Estados Unidos y los países del área de distribución de los grandes simios.

4.- Impulsar y emprender las acciones necesarias en los foros y organismos internacionales que procedan para la protección de los grandes simios del maltrato, la esclavitud, la tortura, la muerte y extinción.


sábado, 31 de mayo de 2008

EL PROYECTO GRAN SIMIO PIDE AL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS QUE EL CHIMPANCÉ “HIASL” SEA CONSIDERADO PERSONA.


El caso de Hiasl, un chimpancé que como tantos otros fue arrancado violentamente de la selva africana para ser vendido a un laboratorio, probablemente no hubiera llamado la atención de no ser por que se ha convertido en protagonista de un extraordinario proceso legal en Austria.

Todo empezó en 1982 en la selva de Sierra Leona, cuando Hiasl, que entonces tenía 10 meses de edad, fue arrancado del lado de su madre que había sido abatida a tiros. Hiasl fue trasladado a Austria metido en una caja, rumbo a un laboratorio para ser sometido a experimentos médicos. Otros once chimpancés de la misma edad llegaron con él al aeropuerto de Viena el 29 de abril de 1982, de los cuales diez acabaron muriendo al poco tiempo en zoos.

El día antes de llegar los chimpancés de África, Austria firmó la convención CITES sobre el comercio con especies amenazadas, convención que la llegada de los chimpancés violaba. Entonces el refugio de animales de Viena se hizo cargo de Hiasl y acabaron criándose con una familia humana.

Unos años más tarde Hiasl fue trasladado a unas instalaciones acondicionadas especialmente para ellos en el refugio de Viena. En 2006 los problemas económicos del refugio lo pusieron al borde de la quiebra. Desde entonces la situación del chimpancé es incierta, pues su cuidado cuesta 10.000 euros anuales junto con otros compañeros cautivos. Siendo aún joven, se teme que acabe en un zoo, o que se los lleven a un circo o un laboratorio en otro país (la experimentación y el circo con chimpancés hoy son ilegales en Austria).

A finales de 2006 la organización animalista VGT recibió una suma importante de dinero en donación condicionada a que sea administrada en nombre y beneficio de Hiasl por un tutor legal que le fuera asignado. A partir de entonces la VGT ha trabajado con el apoyo del Proyecto Gran Simio por que a Hiasl se le reconozca el derecho a tener un tutor legal, de tal manera que sus intereses sean tenidos en cuenta y no pueda ser considerado como una propiedad que puede pasar de unas manos a otras y sometido a la voluntad interesada de terceros.

Por lo tanto, en 2007, sus amigos cercanos iniciaron acciones legales para que se le declarara persona y se le nombrara un tutor legal que le representara ante un tribunal. Apoyaron una petición a tal efecto cuatro expertos: el catedrático de derecho Stefan Hammer, la catedrática de filosofía del derecho Eva-Maria Maier, el catedrático de antropología Volker Sommer y la doctora en biología y experta en chimpancés Signe Preuschoft.

De acuerdo con la ley austriaca, todos los miembros de la familia “homo” son personas y los chimpancés pertenecen a esta familia desde 1997 y así está reflejado en el catálogo de especies amenazadas CITES. En segundo lugar, se mantiene que la definición de persona significa que, biológicamente, se posea una “teoría de mente”, cosa que los chimpancés poseen. Sólo si se acepta que “Hiasl” es una persona tendrán importancia sus intereses y podrá ser representado en un juicio contra su deportación para que se haga justicia. Sólo como persona puede recaudar dinero para sí mismo. Y sólo como persona puede iniciar acciones legales y reclamar daños contra los responsables de su rapto para garantizar su futuro.

La petición argumenta que tanto la ley austriaca como diversas declaraciones de los derechos humanos consideran que son personas todos los “miembros de la familia humana”, y desde el punto de vista científico esto como mínimo abarca a toda la familia Hominidae. Además, la gran proximidad genética, comportamental y cognitiva entre el Homo sapiens y el chimpancé hacen que cada vez cobre más fuerza la opinión científica de que los chimpancés (y los bonobos) también deben ser considerados miembros del género Homo. (Es ilustrativo que especies con un grado de parentesco similar al del hombre y el chimpancé, como son el oso pardo y el oso polar, el león y el tigre, o el caballo y el burro, estén clasificadas dentro del mismo género: Ursus, Panthera y Equus, respectivamente.)

“Los chimpancés en general, y Hiasl en particular, no sólo tienen intereses, sino que son capaces de ver que otras personas los tienen también, y actúan en consecuencia, bien de modo altruista, ayudando a otros a satisfacer sus intereses, bien protegiendo los intereses propios en caso de conflicto, escondiendo sus intenciones e incluso engañando. Estas capacidades satisfacen el requisito más exigente que a veces se esgrime para que un ser pueda ser considerado persona: el ser en cuestión debe ser capaz de reconocer la categoría de persona de otros”, ha declarado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España.

Es importante resaltar que ninguno de los jueces austriacos en sus sentencias, han dicho que Hiasl no es persona, por lo que deja abierta esta posibilidad y deja con ello al descubierto razones poderosas de duda a favor del chimpancé.

Ahora el caso esta en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo que deberá aceptar a trámite dicha petición y en la que el Proyecto Gran Simio, pide que se acepte y que Hiasl sea considerado persona con derechos. Según Pozas, si una entidad puede ser declarada con el título de persona jurídica y encima con derechos ¿porqué no un ser vivo tan cercano a nosotros y que está incluido en nuestra propia familia?.

El debate está servido y los derechos de los grandes simios en juego ante el Tribunal de Estrasburgo. Si el procedimiento fuera positivo representaría una gran victoria para los grandes simios cautivos y los chimpancés mejorarían sin duda sus condiciones en Europa.

El Proyecto Gran Simio que lleva luchando durante años para otorgarles los derechos a los homínidos no humanos, ven en este caso judicial, una ventana abierta para conseguir sus objetivos y pide a todos los ciudadanos que envíen cartas de apoyo para que Hiasl gane la batalla legal en la que se está enfrentando judicialmente.

http://www.gda.com/consulta_noticias.php?idArticulo=565472

http://blogs.periodistadigital.com/ciencia.php?p=168961&more=1&page=1

http://www.liberaong.org/index.php?c=n.php&id_noticia=665&paraula=PGS&paraula2=EL%20PROYECTO%20GRAN%20SIMIO%20PIDE%20AL%20TRIBUNAL%20EUROPEO%20DE%20DERECHOS%20HUMANOS%20QUE%20EL%20CHIMPANCÉ%20“HIASL”%20SEA%20CON&idiom=cast

Una asociación pide al Tribunal de Estrasburgo declarar humano a un chimpancé

http://www.hoymujer.com/famosos/el-cotilleo/asociacion,pide,Tribunal,Estrasburgo,55926,05,2008.html

http://www.breitbart.com/article.php?id=D8OTLSUG0&show_article=1

http://www.adn.es/impresa/lavida/20070521/NWS-0091-Crees-chimpance-derechos-humanos-merece.html

http://www.internetlibre.org/category/category/simios

http://blogs.periodistadigital.com/ciencia.php?p=168961&more=1&page=1

martes, 6 de mayo de 2008

CHIMPANZÉ VOLTA A ENXERGAR


APARECEU NA REVISTA BIANCHINI
MAIO 2008

Através de uma cirurgia inédita realizada no Santuário de Grandes Primatas de Sorocaba, a equipe da EYE CLINIC de São Paulo, comandada pelo Professor Dr. Walton Nosé, um dos maiores especialistas do Brasil em Oftalmologia Humana, devolveu a visão ao olho esquerdo de um chimpanzé de 33 anos. Hulk, como é chamado, foi um chimpanzé usado em circos e em entretenimento de humanos, época em que foi castrado, violentado e teve seus dentes arrancados. Menos de 24 horas após a operação, Hulk já enxergava e relembrou um mundo já esquecido em sua mente após 15 anos vivendo na escuridão. Com a cirurgia foi possível recuperar 30% da visão de Hulk, mas infelizmente, o olho direito parece ser irrecuperável. Um relato completo e emocionante da história de Hulk pode ser lido na seção notícias do site www.projetogap.org.br.

¿ES POSIBLE CREAR CHIMPANCÉS QUE HABLEN?

UNA POLEMICA MUNDIAL

Un debate está agitando el mundo cientifico. La primera idea surgió en la Escocia, y la polemica se extendió por ese mundo tecnico, con la participación de biologos, bioeticos, abogados, filosofos, expertos en genetica, etc. Es legal crear un chimpancé humano? Es posible crear un chimpancé llamado “Humanzee”?

Vamos entrar en la polemica, colocando las diversas opiniones hasta ahora escuchadas. La mayoria concuerda que no es ilegal ni es anti-etico hacerlo. La mayoria también concuerda que cientificamente es posible inseminar un chimpancé hembra con semen humano y dar nacimiento a un chimpancé con caracteristicas humanas que sea hasta normal.

Lo que se critica es el fin de esta experiencia. Existen los que piensan que permitir esto generaría seres con organos internos humanos, que podrían ser sacrificados para los mismos ser usados en transplantes, de lo cual hay una gran escasez en el mundo. Otros se interrogan que la creación de un ser hibrido – chimpancé y humano – puede generar un problema legal futuro, al tener que otorgarle a ese ser los mismos derechos que los humanos.

El Dr. Calum Mackellar, Director de Investigación del Consejo Escoces de Bioetica Humana, que fue quién inició la polémica, considera factible la creación de un chimpancé con caracteristicas humanas, como por ejemplo la capacidad de hablar. El afirma: “La diferencia cromosómica entre una cabra y una oveja es mayor que entre humanos y chimpancés, y nacen hibridos de esa relación”. El profesor Bob Millar, Director del Consejo de Investigación Médica de la unidad de Ciencia Reproductiva Humana, con su base en Edinburgo, también considera que la criatura que nazca de un ovulo de chimpancé y espermatozoides humanos sería totalmente viable. Y añade: “Burros con cavallos dan criaturas que sobreviven pero no son fertiles, eso también podria suceder con chimpancés”. Pero él se opone a hacer la experiencia. Otros expertos mencionan como una acción posible el nacimiento de una especie hibrida entre el tigre y el león. Aquí, en el Brasil, tenemos esa experiencia. La tigresa del Circo Moscu, y el león del mismo, dieram nacimiento a un hibrido, que se le llama “Ligre”, y que tiene las caracteristicas de ambos. Ellos están con nosotros actualmente y percebemos una relación afectiva entre ambos, especialmente en la epoca fértil de la tigresa.

En el debate también se considera que desde el nacimiento de la humanidad, en la naturaleza – en vida libre – ya estos cruzamientos entre especies ya sucedieron, dando con frecuencia al nacimiento de especies diversas, y a traves de ellos la fauna se desenvolvió y se expandió, siendo los diversos animales que nos acompañan en la actualidad.

El debate está abierto. La posibilidad de esto suceder, o de tal vez ya ter sucedido, en las selvas africanas, son reales. Quizas no esté lejos el momento que un chimpancé, producto de estos cruces, comience a hablar por sus iguales, y substituya a los humanos, en esta lucha por la vigencia de seus derechos en nuestras sociedades.

Dr. Pedro A Ynterian
Director Proyecto GAP Internacional

domingo, 27 de abril de 2008

INSÓLITA IMAGEN DE UN ORANGUTÁN PESCANDO.


En esta origianl fotografía, se puede ver cómo un orangután trata de pescar con una lanza, tal y como lo haría un hombre. Esta es la primera vez que se observa una imagen como esta.


Darwin tendría un elemento más para su teoría de la evolución del hombre, si hubiese visto esta imagen. La verdad es que para muchos especialistas esta es la primera vez que se puede ver a un orangután, teniendo actitudes tan definidas y parecidas a un ser humano. No es raro ver a uno de estos animalitos pescando, pero utiliza sus manos y su boca, no una lanza.

Esta extraordinaria imagen, exclusiva en el mundo, fue tomada en Borneo en la isla de Kaja, este es el río Gohong, en donde los orangutanes están siendo rehabilitados dentro de la selva salvaje, luego de haber sido rescatado de casas particulares.La imagen es parte de una serie de imágenes tomadas para el nuevo libro que estudia a estos animales llamado "The Thinkers of The Jungle" (algo así como "Los pensadores de la selva"), cuyo autor es Gerd Schuster, Willie Smits y Jay Ullai.

sábado, 19 de abril de 2008

LOS CHIMPANCÉS DE FONGOLI

http://www.savannachimp.com/

En las sabanas de Senegal, los chimpancés cazan gálagos con palos semejantes a lanzas. Este caldo de cultivo de “tecnología chimpancé” ofrece pistas sobre nuestra propia evolución.

El alba llega de improviso y veloz, como si una mano invisible alcanzara un interruptor y encendiera la luz. Es la señal para que 34 chimpancés despierten. Yacen en los nidos que construyeron la noche anterior, en los árboles ubicados a la orilla de una meseta. Un chimpancé salvaje no abandona el lecho silenciosamente. Estos animales despiertan gritando. Los sonidos que escucho tienen nombres técnicos –gruñido jadeante, chillido, aullido– pero para un recién llegado, se trata sólo de un ruido loco y exuberante que se va intensificando. No es posible escucharlo sin sonreír.

No se trata de chimpancés que se hayan visto en estas páginas. Son primates de la sabana arbolada que se encuentran al este de Senegal y a través de la frontera en el oeste de Malí. A diferencia de sus conocidos parientes selváticos, los chimpancés de la sabana arbolada (Pan troglodytes verus) pasan casi todo el día en el suelo. Aquí no hay grandes copas de árboles que formen un dosel como en la selva. Los árboles crecen bajos y muy dispersos. Es un ambiente abierto y espinoso, muy similar al terreno donde evolucionaron los primeros humanos. Por ello las comunidades de chimpancés como el grupo de Fongoli –llamado así por un arroyo que corre donde habitan– son de un valor inigualable para los científicos que estudian el origen de nuestra especie.
A las 8 a. m. mi termómetro barato marca 32˚ C. Nuestras camisas están marcadas por las mismas líneas blancas de sal que aparecen en invierno sobre las botas de la gente. Aquí la sal proviene del sudor. La meseta que cruzamos es un terreno de nadie, de rocas rojas y cáncer de piel, sin árbol alguno que proteja de la caída del sol ecuatorial. Cada uno de nosotros carga tres litros de agua en su mochila. Estaba fresca cuando salimos. Para el mediodía estará tan caliente que se podría preparar té. Pero no me estoy quejando. Sólo lo señalo. La vida en la sabana –incluso en la llamada “sabana mosaico”, suavizada por manchas de árboles frondosos junto al cauce de los ríos– es muy dura.

Si uno es un primate acostumbrado a lugares más verdes, debe modificar su comportamiento para sobrevivir. Nuestros ancestros homininos más antiguos (simios bípedos) evolucionaron hace más de cinco millones de años al final del Mioceno, una época de extrema sequía que vio la creación de amplias extensiones de praderas. Los primates tropicales que quedaron ahí ya no tenían frutas en abundancia ni riachuelos o lagos durante todo el año. Fueron obligados a adaptarse, a ampliar su búsqueda de alimento y agua, a sacar ventaja de otros recursos. En pocas palabras, a ser creativos.

En 2007, Jill Pruetz, antropóloga de la Universidad Estatal de Iowa, dio a conocer que un chimpancé hembra de Fongoli llamado Tumbo había sido vista dos años antes, a un kilómetro de donde nos encontramos ahora, afilando una rama con sus dientes y usándola como lanza. La dirigió contra un gálago, un pequeño primate nocturno que mora en los árboles y brinca de rama en rama como saltamontes. Antes de esta noticia se pensaba que la práctica de elaborar herramientas para cazar y matar mamíferos era un comportamiento exclusivamente humano. En un lapso de 17 días, al inicio de la temporada de lluvias de 2006, Pruetz vio en 13 ocasiones a los chimpancés cazar gálagos. En 2007, hubo 18 avistamientos. Parecería que los chimpancés se están volviendo creativos. Hay individuos incómodos con las historias de Pruetz sobre chimpancés que usan lanzas, y no se trata sólo de los gálagos. Richard Wrangham, profesor de antropología biológica en Harvard, quien ha estudiado la agresión en los chimpancés en el Parque Nacional Kibale de Uganda, se mantiene escéptico.

Wrangham es ampliamente conocido por su teoría del “macho demoníaco”, que sostiene que los salvajes asesinatos cometidos por chimpancés machos mientras patrullan su territorio apuntan hacia una naturaleza violenta en la esencia del hombre. El primatólogo Craig Stanford, autor del libro The Hunting Apes, también resta importancia a los hallazgos de Pruetz. “Este comportamiento es fascinante, pero las observaciones son preliminares y sólo merecen una pequeña nota en una publicación especializada”. El informe se publicó en la revista Current Biology y, al parecer, la gente lo encontró interesante. En la semana siguiente, los hallazgos de Pruetz figuraron en más de 300 fuentes científicas y noticiosas. Fue la comunicación de primatología más comentada desde los informes de Jane Goodall sobre infanticidio y canibalismo en Gombe en los años setenta.

Pruetz y yo observamos a los chimpancés trepar desde sus nidos. Un macho grande cuelga con un brazo de una rama baja, meciéndose suavemente, sin ninguna prisa. La silueta está completamente erguida, asombrosamente humanoide. Se suelta, cae al suelo y se desplaza a través de la meseta. Es imposible no ver el simbolismo. Aquí está un chimpancé, considerado por muchos como lo más cercano que tenemos a un modelo viviente de nuestros ancestros homininos, cayendo literalmente de los árboles y moviéndose por la amplia extensión abierta de la sabana. Es como si viéramos una elipsis en una filmación de la evolución humana, el amanecer del hombre desplegándose en nuestros binoculares.
Jill Pruetz pasó cuatro años haciendo que los chimpancés de Fongoli se acostumbraran a la presencia humana –lo que los primatólogos denominan “habituación”– y los últimos tres veranos observándolos. Ella sigue a los chimpancés seis días a la semana, del alba al anochecer. No es un trabajo glamouroso. Se acalora, se ensucia y se agota. Su hogar es una cabaña con paredes de adobe y una letrina en el suelo que comparte con 30 aldeanos de Fongoli. La cena consiste en arroz con salsa de cacahuate, salvo cuando es salsa de cacahuate con mijo. Si los chimpancés viajan más lejos de lo acostumbrado, Pruetz regresa tan tarde a la aldea que su ración ya se la han dado a los perros. A veces, en vez de caminar los ocho kilómetros de regreso al campamento, se acurruca y duerme en el suelo (o toma una siesta en un nido abandonado de chimpancé). Le ha dado malaria siete veces. Sin embargo, rara vez uno se topa con alguien que tenga tanto amor por lo que hace, como Pruetz. Justo ahora está sentada en el suelo anotando con una mano y sacudiendo las llamadas abejas del sudor con la otra. La sangre de una ampolla ha traspasado el talón de su calcetín. Pero a juzgar por la actitud de Pruetz, bien podríamos estar en París. “A veces”, dice, rascándose un piquete, “pienso que voy a despertar y todo será un sueño”. Las recompensas han sido notables. Además del uso de herramientas para cazar, los chimpancés de Fongoli han exhibido otros comportamientos novedosos: remojarse en un hoyo con agua y pasar la tarde dentro de cuevas. Con 63 kilómetros cuadrados, Fongoli es el hábitat más amplio de cualquier grupo de chimpancés habituados que se haya estudiado (los de Jane Goodall, en contraste, vagan por 13 kilómetros cuadrados de terreno). Craig Stanford compara la búsqueda de comida en una gran extensión a saber cómo moverse por un supermercado enorme. Como Pruetz, cree que los chimpancés no buscan al azar, sino con premeditación y propósito. “Uno no transita por los pasillos del supermercado esperando vislumbrar el brócoli. Sabes en dónde está cada cosa, y en qué meses se pone a la venta la comida de temporada”. Él piensa que lo mismo es cierto para los chimpancés. “Inteligencia ecológica” es el nombre de la teoría de que algunos primates, incluyendo a los de nuestro linaje, han desarrollado cerebros más grandes y complejos porque les ayudaron a adaptarse a los retos para sobrevivir en un hábitat menos generoso. “El primer empujón hacia un cerebro más grande –escribe Stanford– pudo ser el resultado de una dieta de alta calidad, distribuida irregularmente, y las habilidades cognitivas necesarias para localizarla”. De alta calidad significa carne.

El cambio hacia una dieta con más carne quizá desempeñó un papel importante en la evolución de un cerebro más grande y sofisticado. Esta es la idea: los cerebros, usando la terminología acuñada por los investigadores Leslie Aiello y Peter Wheeler, son “tejidos costosos”.
Para mantener en funcionamiento un cerebro más grande, otro órgano o sistema tiene que utilizar menores recursos. Un chimpancé requiere mucho menos comida rica en energía, como la carne, que la que necesitaría si se alimentara de materia vegetal baja en nutrientes. Gastar menos energía en la digestión significa que uno se puede permitir aplicarla en otra cosa, como potenciar un cerebro expandido. Como si la hubieran llamado a escena, una hembra de nombre Tia aparece en nuestro campo de visión, a seis metros de distancia, sentada en una roca y desgarrando carne de una extremidad; parece el comensal en un almuerzo campestre que comiera un inmenso muslo de pollo. Pruetz alza sus binoculares, y los vuelve a bajar. “¡Mierda! Es un antílope jeroglífico”. Lo sabe por las marcas blancas de la tira de piel que cuelga de la pierna. “Es el animal más grande que los he visto comer”. Supone que es un cervatillo. Los chimpancés de Gombe también han matado a veces a algunos cervatillos de antílope jeroglífico. Es la presa de chimpancé más grande que se haya registrado.

La caza y la temporada de lluvias coinciden en Fongoli, y Pruetz tiene algunas teorías acerca del motivo. Cuando los hoyos se llenan de agua y los retoños y otros follajes se vuelven más abundantes con la lluvia, la tierra proporciona el sustento para mantener a un grupo considerable de chimpancés en movimiento. Viajar en un conjunto grande tiene sus ventajas. Un chimpancé solitario o un grupo pequeño que salga por su cuenta puede perder el rastro de su comunidad por varios días. Para un chimpancé, socializar es importante. Pruetz señala a una hembra en celo, llamada Sissy; su trasero protuberante y rosado se menea detrás de ella como un polisón. “De otra manera, te pierdes de eso”. Se refiere, claro, a la oportunidad de aparearse y heredar el material genético.

Ahora mismo, con dos lluvias que han iniciado la temporada, hay agua y comida apenas suficientes para que todo el grupo viaje unido. Pruetz cree que es este escenario –un gran número de individuos compitiendo por recursos limitados– lo que ha empujado a ciertos miembros de la comunidad a intentar lo nuevo, como afilar palos para cazar gálagos. Es un tipo de caza distinto a los ataques organizados de los monos colobos que se han registrado en otros lugares. A veces, al toparse con un tronco hueco y muerto –que promete albergar gálagos que duermen de día–, un chimpancé arranca una rama de otro árbol cercano, le quita las hojas y los extremos endebles, y luego usa los dientes para afilar una de las puntas. Después introduce la herramienta en un hoyo del tronco hasta que el animal que está dentro queda fuera de combate; entonces el chimpancé lo devora, empezando por la cabeza. “Como si fuera una paleta”, dice Pruetz. Las hembras adultas de chimpancé y los jóvenes –los de rango más bajo– han sido vistos cazando gálagos con más frecuencia. Esto tiene sentido. Los machos dominantes no son generosos con la comida que encuentran, y nadie puede forzarlos a compartirla. Las hembras de Fongoli parecen haber tomado el asunto en sus propias manos.

Aquí viene Farafa, con su bebé Fanta en la espalda y un pernil de gálago en la mandíbula. Es un complejo y desordenado pedazo de anatomía, con tendón y piel colgando de un extremo. Tia la ve y se levanta para alejarse. La última imagen que veo de Tia es erguida, con su hueso ya limpio, agitándolo sobre su cabeza, como si recreara la escena del “amanecer del hombre” de la película 2001: Odisea del Espacio, de Stanley Kubrik. Los chimpancés de Fongoli tienen un don para lo dramático.

LA CONMOCIÓN MEDIÁTICA que provocó el informe de Pruetz sobre los chimpancés que usan lanzas hizo que su ausencia como ponente en el congreso La mente del Chimpancé, celebrado el año pasado, resultara desconcertante.

Ella estaba entre el público, pero no la invitaron a presentar una ponencia. Además, su asesor de posdoctorado, el primatólogo William McGrew, de la Universidad de Cambridge, hizo una breve referencia a la conducta de caza en Fongoli, pero no le dio crédito a ella por su trabajo, sino al coautor y ex estudiante de Pruetz, Paco Bertolani, ahora un estudiante de McGrew. Bertolani atestiguó el primero de los ejemplos observados de dicho comportamiento –que ya suman 40–, pero la etiqueta científica indica que quien debe ser mencionado es el investigador principal. McGrew se disculpó más tarde. Algunos primatólogos criticaron a Pruetz por exagerar el hallazgo sobre el uso de lanzas contra los gálagos. Cuando tu presa es más pequeña que tu mano, ¿estás realmente cazando?

Los primatólogos varones tienden a marcar la distinción por género: la opinión tradicional es que, en el mundo de los chimpancés, la caza –junto con la agresión y el asesinato– es del dominio de los machos. “Los pequeños mamíferos que obtienen las hembras y los jóvenes son ‘recolectados’ –dice Pruetz–, mientras que los machos ‘cazan’”. El concepto es que las hembras no cazan porque no lo necesitan; algunos piensan que los machos intercambian la carne por sexo, pero Pruetz no ha visto esto en Fongoli. Voy a dar mi opinión, si acaso tiene algún valor. Un día, mientras acompañaba a Pruetz, vi a un joven chimpancé llamado David junto a un hoyo de gálagos en un árbol. Lo escuchamos mucho antes de poder verlo: oímos un retumbante ¡pac! que congeló a Pruetz donde estaba. Dijo: “Espera, espera, eso suena como una lanza!”. Volteamos, y ahí estaba, en una rama de un árbol de quino, sujetándose con una mano y agitando un grueso palo de un metro de largo sobre su cabeza. Lo metió con fuerza dentro del hoyo, y luego lo sacó y examinó la punta. Concluyendo que no había nadie en casa, se fue; dejó la lanza asomándose por el hoyo. La violencia y premeditación con las que ejecutó esa acción no sugerían de ninguna manera un animal que buscara comida con tranquilidad. Su objetivo era inconfundible: matar, o al menos incapacitar, a lo que estuviera ahí dentro.

Muchos de los expertos que revisaron el artículo de Pruetz tropezaron con la palabra lanza. Para empezar, sugiere un proyectil, y una técnica como la del hombre de Cro-Magnon: algo que se apunta a un blanco y se arroja (Pruetz dice que pensaba en la pesca con arpón cuando escogió el nombre). Stanford sugirió porra. Sin embargo, las porras no son afiladas. Alguien más propuso daga. Otro quería bayoneta. Al final, Pruetz quitó lanza del título y redactó el texto más cuidadosamente, haciendo referencia a una herramienta “usada a la manera de una lanza” (la prensa usó el término de todos modos. “Chimpancés con lanzas comen gálagos ensartados” era el frívolo encabezado en NewScientist.com). Le pregunté a Pruetz si quizá fue víctima de una conspiración de machos alfa primatólogos. Se rió. “Sí, tal vez no estoy haciendo suficientes gruñidos jadeantes” (el gruñido jadeante es una expresión de sumisión; un chimpancé que se tope con un semejante de mayor rango y no haga esta vocalización está buscando problemas). También puede ser que los humanos simplemente nos resistimos a la noción de que alguien, además de nosotros, construya armas para matar.

Uno pensaría que los primatólogos se sentirían cómodos con los límites cambiantes entre chimpancés y humanos. Sus secuencias genéticas son alrededor de 95 a 98 % iguales (esto es menos significativo de lo que parece. Los humanos comparten más de 80 % de su secuencia genética con los ratones, y tal vez 40 % con la lechuga). Una investigación reciente de los genomas de humanos y chimpancés, realizada por David Reich y sus colegas en el Instituto Broad, que pertence al Instituto Tecnológico de Massachusetts y a Harvard, en Cambridge, EUA, sugiere que los chimpancés y los homininos más antiguos podrían haberse cruzado tras la separación inicial de las dos líneas. Pero parece persistir una sensación de incomodidad con descubrimientos que, como señala Pruetz, “le restan a nuestra superioridad”.

Desde los primeros días de la primatología, los descubrimientos sobre el comportamiento de los chimpancés que amenazan con socavar lo especial que caracteriza a los seres humanos, lo que nos hace únicos, se han enfrentado con una resistencia rencorosa. Muchos antropólogos se enfurecieron con las primeras referencias a una “cultura” de los chimpancés, concepto muy aceptado hoy en día. Los primeros informes de Jane Goodall sobre chimpancés que elaboraban herramientas (para “pescar” termitas) fueron tan polémicos en su día como las afirmaciones más recientes de que es posible enseñar a los chimpancés a usar el lenguaje. En Great Apes Fund, en Des Moines, Iowa, un bonobo (chimpancé pigmeo) de nombre Kanzi ha aprendido a comunicarse a través de símbolos. Kanzi maneja cerca de 380 símbolos y muestra señales de comprender su significado. Cuando lo asustó un castor, para el cual no tenía ningún símbolo, el bonobo indicó los símbolos para “agua” y “gorila” (animal que lo asusta). Los críticos dicen que esa comunicación es sólo un comportamiento condicionado. Los usos novedosos de los símbolos –por ejemplo, “gorila de agua”– se descartan como simples coincidencias.

Una excepción a estas actitudes existe desde hace mucho en el Instituto de Investigación de Primates, en la Universidad de Kyoto. La primatología japonesa es congruente con el precepto budista de que los humanos son parte de la naturaleza, y no están más arriba ni separados de ella. En el congreso La mente del Chimpancé, realizado el año pasado en Chicago, Tetsuro Matsuzawa habló sobre los primeros años de la primatología, cuando los científicos “desconocían lo emparentados que estamos”. Y con un asombro imperturbable añadió: “Tan emparentados como caballos y cebras”. En occidente, la actitud hacia los chimpancés ha cambiado gradualmente en las últimas décadas. La secuenciación del genoma del chimpancé, terminada en 2005, ha renovado el interés. Nueva Zelanda, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido han promulgado leyes que limitan la experimentación con grandes simios, y las Islas Baleares, en España, aprobaron una moción en 2007 concediéndoles derechos legales básicos. En 2006 una organización austriaca en favor de los derechos de los animales presentó una solicitud a un juzgado de distrito en Mödling para que se asignara un tutor legal a un chimpancé llamado Hiasl. La estrategia era otorgar un estatus de “persona legal” al peludo acusado (el juez fue comprensivo, pero se negó).

LA CHIMPANCÉ SISSY se sienta inmóvil y encorvada en un pequeño montículo de termitas a seis metros de nosotros. Sólo se mueve su brazo derecho; mete un trozo de liana de saba en un hoyo y luego la retira con suavidad, con unas termitas colgando de ella. La lleva con cuidado hasta su boca, como una jubilada que tomara una cucharada de sopa. El montículo descansa sobre una capa abierta de laterita guijarrosa, color ladrillo, que hace que el suelo parezca una cancha de tenis de arcilla. Al igual que la pesca con mosca, atrapar termitas es una actividad meditativa, sutilmente engañosa. La intenté algunas veces y ni siquiera pude encontrar un hoyo activo. Mi trozo de liana nunca se hunde más que unos pocos centímetros; los chimpancés entierran la suya medio metro. Pueden encontrar hoyos activos por medio del olfato, introduciendo la liana y luego oliendo la punta para buscar el aroma de las feromonas de las termitas soldado.

Los chimpancés de Fongoli comen termitas todo el año y no sólo en la temporada de sequía, cuando otros alimentos escasean. Las termitas forman, cuando menos, 6 % de la dieta de un chimpancé de Fongoli. Lo sabemos porque casi todas las tardes en punto de las seis, la asistente de investigación Sally Macdonald se sienta con un conjunto de tamices y baldes, y una o dos bolsas herméticas de plástico con las heces de chimpancé que los investigadores recogen casi diariamente. Examina las semillas de frutos, estima el porcentaje de fibra de hojas y yemas, y toma nota de los huesos de frutos y de pinzas de termitas. “La ciencia en todo su glamour”, dice Macdonald muy seria. Su madre le manda bolsas herméticas pero desconoce su destino.
La estudiante de doctorado de Pruetz, Stephanie Bogart, dice que parte de la razón por la que los chimpancés buscan termitas es que son un alimento con un alto contenido calórico. Una porción de 100 gramos de termitas tiene 613 calorías, comparada con 166 de la gallina. Pero 100 gramos de termitas soldado son cientos de insectos, pescados poco a poco en un montículo. Es como comer un pastel migaja a migaja. A los chimpancés les deben gustar mucho. Sissy se levanta de su sitio en el montículo para seleccionar una nueva herramienta. Rompe un pedazo de liana y la examina. Satisfecha, la lleva en la boca de regreso al montículo, como una costurera que sujetara alfileres entre sus labios. Pruetz y otros investigadores plantean que los chimpancés hembras no sólo son más hábiles que los machos cuando se trata de fabricar y usar herramientas, también son más dedicadas. Craig Stanford concuerda en que probablemente fueron las mujeres las que primero condujeron a nuestra cultura hacia el uso de herramientas. Él supone que las herramientas más antiguas para conseguir alimento dieron paso a otras que servían para sacar carne de cadáveres que carnívoros grandes mataron y abandonaron. Y a su vez, estas herramientas allanaron el camino a la creación de instrumentos para matar presas. Esto hace mucho más impresionantes las observaciones de Pruetz sobre los chimpancés que afilan palos y los usan para atacar gálagos: las hembras de Fongoli parecen haber saltado directamente a las herramientas asesinas. No les falta mucho para inventar las pinzas para voltear la carne asada.
PRUETZ Y YO nos sentamos en un barranco arbolado donde los chimpancés descansan durante las horas más calurosas del día. Aquí la vegetación es más densa. Vemos a una esbelta serpiente verde moverse en la hierba. Arriba de nosotras, los pájaros cantan. Uno dice chirio, otro tuit. Un tercero dice gup gup gup gup gup, como el personaje de Curly en el antiguo programa de televisión Los tres chiflados (cuando pregunto cuál es ese, Pruetz me contesta, sin rastro de sarcasmo: “un pájaro”. Es una mujer de intereses singulares). Pruetz me indica que mire hacia una maraña de lianas de saba. Donde yo veo una masa oscura, ella es capaz de distinguir seis animales. La mujer tiene vista de chimpancé (es una condición que permanece incluso mucho después de regresar a Iowa. “Llego a casa y busco chimpancés en el campus”). Los animales pueden estar tan bien escondidos y tan callados, que incluso a Pruetz le cuesta trabajo encontrarlos. A veces los localiza por el olor, el de chimpancé es una potente variante del olor corporal.

La escena de las lianas es de satisfacción doméstica. Yopogon acicala a Mamadou. Siberut se recarga contra un árbol y frota los dedos gordos de sus pies uno contra otro. Un par de jóvenes se mecen en las lianas, entrando y saliendo de un rayo oblicuo de sol. Uno de ellos usa el pie para impulsarse en un tronco y se pone a girar. Los otros se columpian de liana en liana, como Tarzán. Son casi dolorosamente lindos. Un chimpancé llamado Mike está acostado en una hamaca de ramas, con las piernas dobladas; uno de sus tobillos descansa sobre la rodilla opuesta. Tiene un brazo detrás de la cabeza, mientras que el otro está doblado y la mano cuelga indiferente, parece un vaquero que se recarga contra una cerca. Nos miramos fijamente durante 10 segundos. En parte porque su pose es tan humana, y en parte por la forma en que sostiene mi mirada, me encuentro sintiendo una conexión con Mike. Se lo confieso a Pruetz, quien admite tener sentimientos similares. A ella le importan los chimpancés de Fongoli como a uno le importa la familia. Envía emocionados correos electrónicos cuando nace un bebé y se preocupa cuando el viejo y casi ciego Ross desaparece por más de una semana. Pero en los congresos no muestra este lado suyo. Ahí todo es jerga y estadísticas, índices de afinidad entre pares y la “mezcla de quejidos y disgusto”. Especialmente con los investigadores varones.

Una de las primeras cosas que aprenden los estudiantes de primatología es a evitar el antropomorfismo. Como los chimpancés se ven y actúan tan parecido a nosotros, es muy fácil malinterpretar sus acciones y expresiones; proyectar lo humano en donde no pertenece. Por ejemplo, sorprendo a Siberut mirando al cielo en lo que me parece una acción contemplativa, como si reflexionara sobre el elevado sentido de la vida. Lo que en realidad hace es reflexionar sobre los elevados frutos de saba. Pruetz me señala algunas ramas que están arriba de Siberut.
SIN EMBARGO ES IMPOSIBLE estar con los chimpancés, aunque sea poco tiempo, y no quedar pasmado por sus semejanzas con nosotros.

Hago una lista todo lo que he visto o leído, u oído decir a Pruetz, que ilustra esto. No sabía que los bostezos de los chimpancés son contagiosos, entre ellos y a los humanos. Sabía que los chimpancés se ríen, pero no que se enfadan si alguien se ríe de ellos. Sabía que los chimpancés en cautiverio escupen, pero no que ellos, al igual que nosotros, parecen considerar el escupir como la más extrema expresión de disgusto: un acto curiosamente reservado a los humanos. Sabía que si le das un gatito a un simio en cautiverio es capaz de cuidar de él, pero nunca había oído de un chimpancé salvaje que acogiera a uno, como lo hizo Tia con una cría de gineta. La lista continúa. Los chimpancés se levantan a mitad de la noche para comerse un bocadillo. Se acuestan sobre la espalda y juegan al “avioncito” con sus crías. Se besan. Se dan la mano. Se arrancan las costras antes de tiempo. El tabú del antropomorfismo parece extraño, dado que la cercanía –evolutiva, genética y conductual– entre ellos y nosotros es justo la razón por la que los estudiamos tan obsesivamente. Se han publicado más de mil estudios sobre ellos. Como alguna vez le dijo un colega a Pruetz, “Un chimpancé defeca en el bosque y se publica un artículo” (no es exageración. Hay uno que habla sobre el uso que hacen los chimpancés de las “servilletas de hoja”).
En cuanto a los chimpancés, les intriga muy poco la conexión simio-humano. Mientras nosotros los hemos estado observando, ellos nos han ignorado casi por completo, a veces han volteado sobre su hombro para mirarnos mientras se mueven por la maleza. No hay temor en esa mirada, pero tampoco curiosidad o algún tipo de inclinación a socializar. Es una mirada que simplemente dice “son ellos de nuevo”. Inclusive Mike. Sólo apartó su mirada de la mía y, deliberadamente –o eso parecía– se volteó para darme la espalda. En retrospectiva, diría que Mike me había estado mirando simple y sencillamente porque yo me encontraba en su campo de visión.
Los chimpancés empiezan a hacer sus nidos: rompen ramas con muchas hojas y las arrastran a las copas de los árboles. Pruetz esperará a que todos estén acostados antes de volver a la aldea. Nos sentamos a escuchar sus “gruñidos de nido”: llamadas suaves y hondas que parecen expresar nada más que la profunda satisfacción que se siente al final del día, en un cómodo lecho.