Los investigadores encontraron la cara y la mandíbula en la zona del Vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola, en 2004. Moyà-Solà asegura que se trata de un gran simio fósil macho, de unos 30 kilos de peso, «hasta ahora desconocido para la ciencia». Fue bautizado con el nombre científico de Anoiapithecus brevirostris (el simio de l'Anoia de morro corto) por su cara plana y su procedencia del municipio de l'Anoia y, de forma más coloquial, como Lluc, que en latín significa «el que ilumina», porque puede esclarecer algunas incógnitas sobre la procedencia de los homínidos.
Una cara moderna
Según Moyà-Solà, el ejemplar presenta un conjunto de características que hasta ahora no se habían encontrado nunca en un registro fósil. Por un lado, Lluc tiene una cara muy moderna, con el hocico bastante reducido, algo que sólo caracteriza al género Homo. El resto de los grandes simios tiene un morro más prolongado. Además, muestra un conjunto de caracteres primitivos, como el esmalte dental grueso o mandíbula muy robusta, característicos de los afropitècidos, y otros rasgos que pertenecen a los géneros Kenyapitecus y Griphopithecus, que no pertenecen a la familia Hominidae.
Los paleontólogos también consideran que el origen de la familia de los hombres es un fenómeno que se produjo en el Mediterráneo hace unos quince o trece millones de años. Así, el grupo de Moyá considera que los homínidos podrián haberse diversificado originalmente en Eurasia a partir de sus antepasados kenyapitecinos de origen africano. Más tarde, los antepasados de los grandes antropomorfos africanos y seres humanos se habrían dispersado de nuevo hacia África. Pese a ello, los investigadores no excluyen la posibilidad de que los orangutanes y los seres humanos evolucionaron por separado en Eurasia y África, respectivamente, de antepasados kenyapitecinos diferentes. Los investigadores están convencidos de que en el futuro se encontrarán restos fósiles para poder confirmar esta última hipótesis.